Los indígenas que habitaban las tierras que hoy son Uruguay, Paraguay, parte de Argentina y de Brasil, eran de origen guaraní.
De costumbres nómades, vivían fundamentalmente de la caza hasta que algunos pueblos guaraníes comenzaron a practicar la agricultura y fueron así afincándose en diferentes territorios del vasto suelo que habitaban.
Al llegar los conquistadores, estos pueblos resistieron como pudieron a la conquista.
Son muchas los relatos que existen al respecto, pero por tratarse de la flor nacional de mi país, creo que la leyenda del ceibo es la más indicada para comenzar una pequeña serie destinada a dar un marco más particular a nuestra flora autóctona.
Las arpas del cancionero popular paraguayo dan la música de fondo y así cuenta la leyenda del ceibo:
Anahí...
las arpas dolientes hoy lloran arpegios que son para tí,
recuerdan acaso tu inmensa bravura, reina guaraní.
Anahí...
indiecita fea de la voz tan dulce como el aguaí
Anahí, Anahí
tu raza no ha muerto, perduran sus fuerzas en la flor rubí.
Defendiendo altiva tu indómita tribu fuiste prisionera
condenada a muerte ya estaba tu cuerpo ardiendo en la hoguera,
y en tanto las llamas lo iban calcinando
en roja corola se fué transformando...
La noche piedosa cubrió tu dolor y el alba sombrada
miró tu martirio hecho ceibo en flor.
Anahí, las arpas dolientes hoy lloran arpegios que son para tí
recuerdan acaso tu inmensa bravura, reina guaraní.
Anahí
indiecita fea de la voz tan dulce como el aguaí
Anahí, Anahí
tu raza no ha muerto, perduran sus fuerzas en la flor rubí.
1 comentario:
Un emocionante homenaje a esa hermosa raza y al maravilloso árbol. GRACIAS
Publicar un comentario